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Incendio de Castro de 1936 fotografiado por Gilberto Provoste

Solapas secundarias

Reconstrucción de Castro después del incendio de 1936


El incendio de 1936 marcó un precedente en la configuración de la historia de Castro. Cuatro años después de la tragedia, continuaban existiendo vestigios de los escombros de los edificios de la calle Blanco y de las calles aledañas (Urbina: 2003, p. 43).

A partir de los recursos entregados por el gobierno central, que se obtuvieron de una colecta proveniente de fondos fiscales, privados y donaciones particulares, fueron repartidos cerca de $67.947 pesos a los damnificados.

La distribución fue responsabilidad del ex alcalde, Clodomiro Martínez, nombrado específicamente para la tarea de entrega de víveres y del dinero recolectado (Urbina: 2003, p. 43).

La tarea de repartición significó un problema, ya que no fue lo suficientemente equitativa y su objetivo era resolver problemas urgentes de víveres, ropa y dinero.

"Se culpaba al Municipio y el pueblo exigía que se publicara la nómina de los favorecidos y el monto recibido por cada uno, todo lo cual significó tensiones, desencuentros y actitudes poco edificantes en medio de la crisis" (Urbina: 2003, p. 44).

Pese a los conflictos desatados en la comunidad, la comisión pro restablecimiento de Castro y ayuda a los damnificados consiguió de parte del gobierno la Ley 5.827, que facilitaba los auxilios necesarios a la comunidad concediendo préstamos de $50.000.

La cantidad de beneficiados fue aumentando con el paso del tiempo. A los problemas de los propios postulantes, se sumaba la escasez de fierro y cemento, cuyos precios eran altísimos durante esa época (Urbina: 2003, p. 45).

El incendio de Castro de 1936 generó cambios sustantivos en la reconstrucción de la ciudad. Las viviendas y edificios se reconstruyeron con hormigón armado y albañilería reforzada. Estilo poco común para los acostumbrados a la madera, y ajeno a la arquitectura típica del centro de la ciudad.

Los desastres posteriores ocasionaron un proceso de reconstrucción constante y de adaptación a las nuevas edificaciones.

Castro se levantó después de cada golpe, de cada incendio y maremoto, demostrando la entereza de una de las comunidades de la isla grande de Chiloé.

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